Editorial del Nº 3 de la Revista "La Mosca & El Mercado" / Agosto 2001
No tengas miedo.
La luz de la llama baila entre los espectros de las velas rojas, y se refleja en el cristal de la copa. Baila y brilla, indestructible y eterna. Mirémosla, es sólo un instante.
La luz de la llama, la copa de vino, la música lejana, los ruidos de la vida, siguiendo sus pasos, a lo lejos. Eso es todo. No necesitamos nada más.
No tengas miedo.
El frío de este agosto ha empañado las ventanas. Este invierno de desencantos, de tardes lentas, de tristezas. Te agradezco este momento.
Miremos bailar la luz de las velas, escuchemos en silencio la música, podremos sentirnos jóvenes y reírnos, simplemente reírnos. Hablemos de Borges, de Serrat, del sabor del chocolate, de las gotas de vino que resbalan por el cristal de la copa, de los amigos, de todas estas cosas que realmente importan.
Afuera sigue pasando la vida. La vida, las noticias de la vida. Vos sabés, hemos escuchado estas mismas noticias otras veces. Tantas veces.
No te preocupes. Dicen los normales que ésa es la vida normal. Disculpalos: están locos.
No tengas miedo.
Afuera corren, desesperados, los tipos de traje, los bondis, los autos, los paseadores de perros, los taxis, el pibe de la pizzería, el cobrador de esperanzas, los policías del miedo, los salvadores del mundo. ¿Adónde van? ¿Adónde llegan tarde?
Las noticias de la vida, siempre las mismas. Que un tipo ganó la lotería. Que el progreso va ganando cuatro a cero. Que mañana descubrirán la vacuna del sida. Que vendieron a Saviola. Que un rico fue a la luna. Que creció el riesgo-país. Que cinco o seis hijos de puta vendieron la alegría. Que en este mismo momento se recibe otro economista en Harvard y otro esclavo en Mozambique. Que los políticos siguen hablando. Que ya no hay trabajo. Que la ministra de trabajo tiró el corchito en un programa en la tele. Que mataron a otro pibe en Moreno. Que sigue la guerra en alguna parte.
Las noticias de la vida, siempre las mismas.
Que el querido tipo aquel que me regaló el karting y el barrilete, hace tantos años, va muriéndose despacio, en un puto hospital. Que un amigo está en la buena, y otro amigo está en la mala. Que tantas cosas quise hacer y decir, y no pude o no supe. Que la felicidad nos espera a la vuelta de cualquier esquina, y que la tristeza también. Que el viajar no está en el viaje, ni en las fotos. Que hemos llegado hasta aquí, sin saber de dónde hemos venido, ni porqué. Que podemos y debemos ser felices. Que debemos tratar de entender. Que debemos saber partir, aunque nadie nos haya enseñado.
No tengas miedo.
Oigamos la música que se aleja. Brindemos en la oscuridad.
La luz de la llama va apagándose, despacio.
Eduardo Spalletta, Buenos Aires, en aquel lejano invierno del 2001.-
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